miércoles, 12 de agosto de 2009

SUCESOS, HISTORIAS, COSTUMBRES Y LEYENDAS DE RINCÓN DE TAMAYO


Estas historias se obtienen entre octubre y noviembre de 1989, cuando un grupo de personas salen a buscar datos sobre el Santuario de la Virgen de Guadalupe para formar una historia, se consulta a las personas mas grandes, en su mayoria a señores ya que la mujer casi no salia a la calle, se encuentran muchos datos que no eran del tema pero si eran muy importantes. Los ancianitos se sienten muy felices de verse importantes al estarles preguntando y al ser escuchados con atención, disfrutan mucho el estar platicando, contar sus aventuras vividas. Es importante valorar la riqueza de nuestros ancianos.
El señor Manuel Rosiles Patiño originario del rancho de Llano Grande se casa con una joven de Tamayo en 1929, entonces se vivien a vivir aqueí, éste señor ralata una anécdota muy bonita que resume este trabajo:
Hace muchos años en el lejano país de Rusia, el gobierno manda matar a todos los ancianos, así se mato a mucha gente cuyo único pecado era ser ancianos. Había un muchacho que quería mucho a su padre, lo escondió lo mas que pudo, por mucho tiempo, entonces en Rusia hubo la necesidad de sacar un historial del pasado, pero como ya no había nadie a quien preguntar de cosas antiguas el Rey, que era joven, y quien había dado la orden de matar a los ancianos, reconoció su error.
El joven que escondió a su padre pensó dos veces, creyó que era una trampa, entonces saca a su padre, lo presenta al rey, entonces el viejo cuenta todo lo que era necesario. El rey premia al muchacho y a toda su familia por haber salvado la vida a su padre y conservar la historia de su país. El rey prometió no desamparar a los ancianos. Todo un país de jóvenes no pudo aportar un historial requerido por la falta de ancianos que guardan la historia.

La revelación de la señora de capilla vieja
La señora Ana María Gonzáles viuda de Septien, continuo la construcción del Santuario de la Virgen de Guadalupe que su esposo no había terminado, pero ella se va de Tamayo y según dice dejo dinero para que se siguiera construyendo, pero nunca jamás se volvió a saber de ella.
Un señor llamado Ramón Gómez tuvo una revelación del apellido de la señora Ana María, que según lo estuvo espantando en su casa y en el Cerro Blanco, diciéndole que era “Gonzáles”.
A Rodolfo Medina también lo espanto la misma señora, él se encontraba acostado con uno de sus hijos pequeños, su esposa se había ido a misa de las 5 de la mañana, ese día era domingo, escucho unos pasos y él pregunto que si ya había llegado, pero nadie le contesto, él sintió la presencia de una persona, pensó en encender los cerillos, al mismo tiempo que sintió una cosa fría en sus pies, pero nunca pudo alcanzar los cerillos, al mismo tiempo su niño empezó a llorar, él pensó que era un espanto pensó preguntarle que quería, pero no podía hablar ya que se le habían trabado las quijadas, tratando de hacer el esfuerzo de hablar oyó una voz de mujer que según él entendió dijo: “Soy Ana María Gonzáles”, después de pasar esto pudo prender una vela y comprobó que estaba solo, únicamente con su hijo.
Después de un tiempo salió la platica de lo ocurrido con don Ramón Gómez, él cual le platico que le había ocurrido lo mismo, llegando a la conclusión de que la señora quería la continuación de la capilla.
(Historia de don Rodolfo Medina)

La fragua
Don prisciliano tenia una fragua en donde ahora es la cooperativa de Solares, cerca del Santuario de la Virgen de Guadalupe.
Prisciliano, Bartolo “el Zurdo” , Trinidad Montes y José eran judíos cuando se hacia la Semana Santa en donde se encuentra el colegio de las madres en tiempos de la segunda persecución religiosa.

A Clemente Vázquez, papá de Chon Vázquez, lo ahorcaron en su casa por malos entendidos con los que jugaba a la baraja.
(Historias de José Ruperto Medina Aguirre (José Cañitas) que nació el 27 de marzo de 1900)

Datos
Chon Rendón tocaba el arpa, vivía en la casa de Cecilio Arreguín, en el año de la peste (1912) y había unas medida para asegurarse de que estuvieran muertos ya que a unos todavía los enterraban vivos.
Demecio Medrano daba clases con un popote en los silabarios de San Miguel, que eran los libros para aprender a leer.

Los barrios y los apellidos
Algunos barrios de Rincón de Tamayo eran habitados por ciertas familias en 1910, por ejemplo: En el centro vivían los Miranda, los Cornejo y los Martínez, en el barrio de San Juan los Camargo, los Elguera y los Maldonado, en la Resurrección los Ronco, Escogido y una parte de los Hernández, en el barrio de la Cruz los Mancera, Mezquites, Paloalto, Vázquez y Velásquez, en el de san Marcos los Escogido y otra parte de los Hernández.
(Historia de don Procopio Elguera Cornejo, que nació en 1905, fue una de las personas que sabían rezar y la que le solicitaban diversos servicios religiosos en velorios, levantamientos y novenarios, aprendió a leer y a escribir en la escuela de don Guadalupe Santarosa, en 1911)

La propiedad de la tierra y duendes.
Cuando llegaron los primeros españoles a Tamayo para poder tener su propiedad decían: “Desde aquí hasta donde se pierde la vista es mío”.
Después de las nueve de la noche me espantaba un monito que bailaba y brincaba, les llamamos “duendes”.
(Historia de don José Almanza Maldonado, que nació en 1903)

La mano peluda
En una ocasión un padre que vivía en Tamayo llamado Fray Arroyo, en la noche encendió una vela en la lámpara del Santísimo del templo, se dirigía al baño cuando en un rincón se encontró una mano peluda que quería la luz, después del susto y de estar peleando con ella, al ver que no lo dejaba pasar apago la vela y le dijo a la mano peluda: Anda y préndela de donde yo la prendí, en ese momento la mano desapareció y jamás volvió a salir.
(Historia de Silvano Medina Arreguín, que nació en 1902)

La naturaleza y Tamayo
En 1908 cayo una granizada tan fuerte, que un señor hizo una zanja y ponía un tendido de paja y un tendido de granizo, a los ocho días de que había caído la granizada todavía había granizo del cual sacaba nieve para ir a vender a Celaya.
En 1910 salió un cometa grandotote como la luna cuando esta llena, en ese mismo año cayo una nevada que no se ha vuelto a ver, el pueblo eran unas cuantas casa, y los granjenos, pitahayas, garambullos y sabilares blanqueaban de nieve.
Los duendes
Los duendes salían y hacían muchas travesuras, muchas veces tumbaban a la gente, a las mujeres les robaban los dedales, las agujas y el hilo. Uno ni se fijaba de donde salían, algunos decían que eran los niños que morían sin bautizar.

El matrimonio en Tamayo
En esos tiempos de 1908, cuando uno se quería casar, al pedir la mano de la novia, el novio y su familia deberían de estar preparados porque el padre de la novia decía: “Mi hija no es de tierra”. Entonces los familiares del novio ya tenían que traer azúcar, café, maíz, fríjol, canela, etc., todo lo que se comía en ese tiempo y lo tenían que repartir entre la familia de la novia. Se ponía un plazo de 3 a 4 años como noviazgo, pero si por algún motivo la novia ya no se quería casar después del plazo cumplido, iba el padre de la novia y le decía al padre del novio: “Mi hija ya no se quiere casar”, entonces el papá del novio le decía: “Porque no se quiere casar, él otro contestaba, no se, entonces el padre del novio decía: “Mi hijo no es de tierra”, entonces el papá de la novia tenia que pagar todo lo que le habían regalado.
El que se la robaba pagaba también lo mismo y más por ir a ver a la familia de la novia, además de pedir perdón a todos los familiares ofensivos, ya cuando el novio salía de ahí, estaba lleno de drogas, porque al pedir perdón, según le fuera tocando a cada familiar, lo perdonaba con la condición de pagar un rosario, una misa o un responso.
(Historia proporcionada por don Julián García que nació en 1895)
Al novio le cargaban una mantada de maíz y si podía con ella todo el día ya se podía casar.
(Moisés Santa rosa Cornejo que nació en 1903)

Los obregonistas y villistas
En 1905 el señor más rico de Rincón de Tamayo fue don Petronilo Martínez, tenia un mozo que se llamaba Pedrito Vale Cuarta.
Fray Daniel Hernández estuvo aquí en Tamayo cuando en los días del 13 al 15 de abril se dan las batallas de Celaya entre las fuerzas de Obregón y Francisco Villa, la gente de Tamayo se subía al cerro Pelón y al de la Cruz de la Peña, para ver el tiroteo y las bocanadas de humo de los cañonazos.

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