martes, 11 de agosto de 2009
BREVE RESEÑA DE LA HACIENDA DE SAN ANTONIO DE RINCÓN DE TAMAYO
En 1908 un señor llamado Joaquín Velásquez de León, de profesión ingeniero, originario de la ciudad de México, en la colonia Roma, casado con doña Ana María con la que tenia dos hijas, compra la hacienda de San Antonio a don Carlos Caballero, la gente le estaba muy agradecida, ya que aunque sólo venía de vacaciones a la hacienda, pues el radicaba en la ciudad de México, les compraba a sus trabajadores desde 3 a 9 prendas de vestir que les regalaba cuando venía, además de organizar posadas para los niños en navidad, daban clases para aprender a leer y a coser, el pozo con bomba llamado “artesiano” , él lo mandó construir para beneficio del pueblo, esto también trajo como consecuencia la aparición de la energía eléctrica, su esposa doña Ana María enseñaba doctrina en la hacienda a todos los niños. Después el pozo y la hacienda de San Antonio propiedad de Velasco de León paso a Carlos Malagón y más tarde a Don José Guadalupe Montoya que compro el casco de la hacienda en cien pesos. En la hacienda de San Antonio pagaban a los peones su trabajo no con dinero sino por medio de cuarterones de maíz. En los terrenos de la hacienda se encontraba un sembradío de caña de azucara este lugar donde se construyo un trapiche.
LAS HACIENDAS DE LA REGIÓN
En 1910 las haciendas que existían cercanas a la hacienda de san Antonio eran: Aguirre, Camargo, Dongú, Estrada, Galvanes, Jofre, Juan Martín, Jáuregui, Concepción, Méndez, Mendoza, Moralitos, Molina, Ojo Seco, Presa Blanca, Plancarte, Rincón, Roque, San Antonio (Rincón de Tamayo),Gallardo, San Nicolás Esquiros, San Antonio Espinosa, San Elías, Sanabria, Silva, Santa María primera, Santa Maria Segunda, Sauz, San Lorenzo, Tenería del Santuario, Trojes y Yustes.
En 1912 se hicieron dueños de ella los carrancistas, quienes se encontraban en constante persecución por las tropas villistas y entre ambos azotaron al pueblo durante varios años cometiendo: robos, atropellos y asesinatos; esto ocurre en los años 1914 a 1919, estas personas se ocultaban en la sierra del cerro de los Agustinos que se encuentra al sur de esta población, cerca de Tarimoro. Los carrancistas usaron la casa de Lino Arreguín como cuartel, después de que se fueron encontraron en esa casa muchos morrales con parque y rifles que habían dejado.
Para 1920 los habitantes del rancho de la Venta fueron asesinados por ladrones que saquearon sus casas y por los revolucionarios, los pocos sobrevivientes que quedaron tuvieron que recogerse en Tamayo o en otros lugares, en la actualidad sólo quedan algunas ruinas de lo que fue ese prospero rancho.
En 1921 el señor Gobernador don Antonio Madrazo, expropio el terreno junto con el pozo, para reconstruirlo entonces se realizo la excavación por faenas de cooperación gracias a los vecinos de Rincón de Tamayo, además el gobernador dono el tinaco y el equipo de bombeo. A un lado de este pozo existía una atarjea en donde los animales y las personas de la comunidad iban por agua para satisfacer sus necesidades. Posteriormente vino la expropiación de los terrenos de la hacienda también por el gobierno de don Antonio Madrazo en el mismo año, haciéndose las tierras de la hacienda ejidos pero que no se aceptaron ya que los sacerdotes decían que quien aceptara esas tierras se condenaría, por tomar algo que no era suyo.
De 1930 a 1939 la región fue nuevamente azotada por rebeldes y por el gobierno que perseguía a los sacerdotes.
En la actualidad el casco de la hacienda pertenece a la señorita Sarita Montoya, hija de don Guadalupe Montoya, quien vive actualmente en Celaya.
En 1979 casco de la hacienda fue donado por Guadalupe Montoya a el primer obispo de Celaya, don Victorino Álvarez Tena, para que ahí construyera parte del seminario de la diócesis de Celaya que tenia poco de haber sido erigida, pero en esa época los sacerdotes no podían ser dueños de terrenos o de propiedades se busco a una persona que firmara como el dueño de ese lugar y fue encontrado en don Jorge Suarez Inda hermano del entonces rector del seminario de Celaya, que era el padre don Alberto Suárez Inda. Pero como nadie del seminario le dio seguimiento a las obras de construcción y reconstrucción del casco de la hacienda se dejo al abandono. Entonces don Victorino le regreso a Sarita Montoya el casco de la hacienda diciéndole que no se estaba aprovechando ese lugar así que lo mas conveniente era que se utilizara para otros fines.
Los sacerdotes de la diócesis al enterarse de lo sucedido fueron a hablar con don Victorino y le suplicaron que no desperdiciara ese lugar donado ya que ahí se podría construir alguna casa de ejercicios o alguna oficina de la Iglesia, así que don Victorino fue nuevamente a hablar con Sarita Montoya la cual muy gentilmente regreso el casco de la hacienda, pero al pasar el tiempo se volvió a dejar al abandono el lugar quedando como actual dueño, según documentos oficiales don Jorge Suarez Inda.
En la actualidad se le han querido dar muchos usos al casco de la hacienda, como utilizarla para albergar ahí la casa de la cultura de Tamayo o ser un centro de readaptación para personas enfermas pero hasta la fecha solo se esta destruyendo mas y mas perdiéndose un gran patrimonio histórico de nuestra comunidad.
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